En mi rol como especialista en finanzas personales, uno de mis principales objetivos ha sido garantizar que mis clientes estén preparados para su longevidad y tengan suficiente dinero para mantener su estilo de vida deseado durante sus “años dorados”. Sin embargo, he llegado a comprender que simplemente enfocarse en la longevidad no es suficiente para asegurar una vida plena en los años venideros. El factor crucial que suele pasarse por alto es “healthspan”, es decir, la calidad de tu vida durante tus últimas décadas.
En la actualidad, los avances médicos están acelerándose a un ritmo sin precedentes, y tener recursos a tu disposición, como pólizas de salud con alta cobertura y renovación anual, puede prácticamente garantizar una vida más larga. Con el cuidado adecuado, es muy probable que puedas vivir hasta los 90 o incluso 100 años.
El problema surge cuando no has preparado tu cuerpo para vivir hasta esta edad. En este escenario, tus “años dorados” podrían convertirse en una pesadilla: tienes el dinero necesario para mantener tu estilo de vida, pero no las condiciones físicas para disfrutarlo plenamente.
Lamentablemente, conozco a muchas personas en esta situación. Un ejemplo es el padre de un amigo que, a los 77 años y a pesar de tener resultados normales en sus exámenes médicos, vive con dolor constante, problemas de movilidad por un tema en su cadera y dependiente de otros para realizar actividades básicas como cargar una bolsa del supermercado, subir y bajar escaleras sin ayuda, entre otras.
Gracias a una buena planificación financiera en su empresa, este señor tiene los recursos necesarios para tener personal como ayudantes y auxiliares en casa que le ayuden con todo esto. Sin embargo, cuando su familia quiere hacer cosas sencillas como ir al interior o a la playa debe quedarse en casa o limitarse a participar en muy pocas actividades. En una conversación con su hijo, me contó que su padre está frustrado, deprimido y arrepentido por no haber cuidado más de sí mismo. Ahora, imagina 15 a 20 años más de vivir así.
Para asegurar que tus “años dorados” sean realmente dorados, tienes que invertir en tu salud ahora. Tienes que invertir tiempo en hacer ejercicio, esfuerzo para dejar de ingerir sustancias que dan placer ahora pero que causan daño a tu cuerpo a largo plazo y comprometerte a cambiar ciertos comportamientos. Digo esto porque al tomar decisiones conscientes y adoptar hábitos saludables ahora, no solo puedes extender tu vida sino también mejorar su calidad. Algunos pasos claves a seguir incluyen:
- Hacer ejercicio regularmente, enfocándote en actividades que aumentan tu masa muscular, que ejerciten tu sistema cardiovascular y fortalezcan tu equilibrio/estabilidad.
- Consumir una dieta equilibrada, limitando los alimentos procesados, azúcares añadidos y otros ingredientes perjudiciales.
- Priorizar el sueño, asegurando un descanso adecuado y reparador.
- Cuidar tu salud mental, practicando meditación u otras técnicas de reducción del estrés para apoyar el bienestar emocional.
- Mantener conexiones sociales, cultivando relaciones con tus amigos y familiares y participando en la comunidad.
- Realizar chequeos médicos regulares, siguiendo las recomendaciones de tu doctor para controlar enfermedades crónicas y detectar problemas de salud a tiempo.
La planificación financiera y la acumulación de recursos son esenciales para una jubilación cómoda, pero no son suficientes para garantizar una vida saludable y satisfactoria en la vejez. Al invertir en tu salud ahora, te aseguras de que cuando llegues a los 90 años o más, tengas la capacidad física y mental para disfrutar de la vida como lo haces hoy en día.
No permitas que tus “años dorados” se conviertan en una pesadilla; invierte en tu bienestar y calidad de vida ahora para disfrutar plenamente de tu futuro.
Publicado en el diario La Prensa