Escrito por Joey Levy | 04 de feb de 2012 | Presione aquí para ver artículo original
Recientemente hice un plan financiero para una pareja que se acababa de jubilar. Los conocí en unas de mis charlas y me dijeron que querían estar seguro que todos los esfuerzos que habían hecho durante sus carreras (ahorros, inversiones, etc.) iban a ser suficientes para mantener su actual estilo de vida durante jubilación.
Pasaron por mi oficina un día y empecé a entrevistarlos para entender bien cuáles eran sus metas financieras, sus activos y sus deudas. Al recopilar toda su información financiera, les pregunte, “¿Hay algún tema que no hayamos tocado o algo que me quieran decir antes de avanzar?”
En ese momento, la señora, quien no había dicho mucho durante la reunión, dijo: “Yo si tengo algo que decir. Yo siento que nosotros estamos bien económicamente pero no estamos gozando lo que tenemos. Me molesta muchísimo que cada vez que quiero hacer algo, mi esposo me pone una cara o hace una mueca como si no tuviéramos el dinero. Esto puede sonar tonto, pero quiero poder ir a un restaurante y pedir una entrada y un postre sin sentirme culpable o juzgada.”
Una semana después el plan financiero estaba listo e invité a la pareja a mi oficina para presentárselo. Les dije, “Tengo buenas noticias, el estudio indica que cumplirán con el 100% de sus metas financieras. Además, al final de haber alcanzado todas sus metas, todavía tendrán fondos para dejarles a sus herederos. En mi “software” esto es conocido como un “margen de seguridad”. Lo que quisiera hacer ahora es modelar algunos escenarios para ver cuán fuerte es su plan y cómo se afecta el “margen de seguridad” si cambiamos algunos de los supuestos relacionados con sus ingresos y gastos durante jubilación.
Miré al señor y le pregunté, “¿Cuál seria el peor escenario que se podría imaginar?” El señor pensó por un minuto y me detalló lo que para él calificaría como su peor escenario. Y le dije, “Perfecto, modelemos ese escenario. Además, voy a aumentar la tasa de inflación en su plan; si hacemos todo esto y el plan sigue bien, pueden tener el más alto nivel de confianza que no tendrán problemas financieros en el futuro.” Hice los cambios al plan y salieron los resultados. Esta familia, incluso bajo un “peor escenario”, iba a poder mantener su actual estilo de vida durante su jubilación.
Al ver esto, miré al señor y le dije, “Con todo el respecto que usted merece, están súper bien económicamente. Así que mi recomendación es que empiece a gozar los frutos de lo que ha producido. Vayan al restaurante que quieran, pida una entrada, coma su postre, incluso ¡váyanse de viaje! Y hágalo todo con tranquilidad por que financieramente ustedes pueden.” El señor me miró y no dijo nada. Sin embargo, la señora mantuvo silencio y sonrió. Conversamos unos minutos más y se fueron de mi oficina.
Unas semanas después vi a la señora almorzando. Me vio, se paró de su mesa y vino a saludarme. Me dijo, “ Joey, gracias. No sabes como mi esposo ha cambiado. ¡Ya no está tan estresado! Después de haber visto que estaríamos bien económicamente aun en un “peor escenario”, se calmó. Ahora, cuando vamos a un restaurante pido mi entrada y mi postre y puedo disfrutarlos. No sabes lo que eso significa para mi.”
Si usted tiene la misma inquietud que el señor arriba mencionado, recomiendo que converse con su asesor financiero y haga un plan financiero. De esta forma sabrá, desde ahora, cual será su situación financiera futura y dormirá mas tranquilo hoy en día.