Escrito por Joey Levy | 23 de abr de 2011 | Presione aquí para ver artículo original
Hace poco me llamó un cliente y me comentó que quería comprarse un auto. Me pidió que le ayudara a evaluar las alternativas de financiamiento y también para conversar con su contador. Después de que me dio la información del carro le dije, “Dame un segundo. Quiero ver algo en su plan financiero.”
Abrí mi “software” y le dije, “Estoy viendo su plan y con gusto le enviaré la información. Lo único es que no creo que usted realmente pueda comprar este auto.” Le expliqué que el carro en cuestión era un modelo lujoso y que yo calculaba que el mismo aumentaría sus gastos $300 por mes. Le dije, “la letra es más alto de lo que está acostumbrado pagar. Además de esto, tiene que considerar otros gastos como el aumento en su seguro y mayores gastos de mantenimiento, reparaciones, etc. ”
Como suelo hacer, le di una alternativa. Mencioné dos autos que estaban más de acuerdo con su realidad financiera. Le dije, “Vamos a estar claro que no estoy diciendo que estos carros son igual de lujosos como el que usted me mencionó. Sin embargo, son súper lindos, económicos y seguros. Dicho esto, usted tiene que tomar su decisión.” Dos días después envié la información a mi cliente.
Por casualidad tenia programada una reunión con esta persona para la siguiente semana. Cuando llegó a mi oficina le pregunté de esto y me dijo que ya había comprado el auto de lujo. Le dije, “Perfecto. Nada mas tenemos que ajustar las cifras en su plan.” Abrí su caso e ingresé la información del auto. También bajé sus ahorros mensuales por $300. De una vez el plan indicó que no iba a poder pagar la universidad de sus hijos. Me preguntó, “¿Porqué no puedo pagar la educación de mis hijos?”. Le miré y le dije, “El auto. Sus hijos son chiquitos y al eliminar $300 en ahorros mensualmente por los próximos 10 años, ya no puede pagar esta meta. Por eso es que recomendé las otras alternativas.”
El rostro de la persona se puso blanco como si hubiera visto un fantasma. Le dije, “Puedo ver que se siente mal y estoy seguro que la educación de sus hijos es más importante que su carro. Así que le voy a decir cómo arreglar esta situación. El auto ya lo compró y sería una mala decisión deshacerse de él. Pero lo que si puede hacer es reponer los $300 por mes a sus ahorros. Puede trabajar un poco más o puede bajar un poco sus gastos. O puede hacer los dos. Pero tiene que reponer los $300 mensualmente.
El mero hecho que usted pueda pagar una letra no significa que realmente pueda comprar algo. Antes de tomar una decisión financiera importante se debe considerar cómo la misma afectará a sus otras metas. Si no ha hecho un plan financiero, le recomiendo que lo haga lo antes posible. Porque si no, siempre quedará preguntándose, ¿realmente puedo comprar esto?
Nota: La persona arriba mencionada me llamó dos semanas después para ajustar su plan. Decidió trabajar un poco extra y bajar unos gastos innecesarios. Ahora su plan indica que podrá pagar la universidad de sus hijos.
