Durante los últimos meses del año 2017, el comentario más frecuente que escuché de mis clientes y colegas fue “Joey, la ‘cosa’ sigue lenta. Estoy preocupado. ¿Eres optimista o pesimista para el año que viene?”.
Mi respuesta a todas estas personas fue: “No se trata de ser ni optimista ni pesimista. Y tampoco se trata de qué si la economía está buena o mala, cuál partido político está de turno, quién es el presidente de este u otro país, etc. Nada de eso importa. Lo que realmente importa es tu enfoque hacia las cosas. Tu mentalidad (o mindset en inglés), más que nada en este mundo, determinará si tienes éxito o no en los años que vienen”.
Tony Robbins, uno de los expertos más destacados en el campo de liderazgo y en cómo mejorar tu vida personal y profesional siempre dice: “El éxito en cualquier área de tu vida es 80% mentalidad y 20% conocimiento/estrategia”.
¿No es cierto esto? ¿Conoces a alguien que es superinteligente y tiene toda la educación del mundo, pero no logra sus objetivos? O ¿En algún momento, tú personalmente has leído un libro o atendido un seminario que te pareció genial y que claramente mejoraría tu vida, pero luego no implementaste nada de lo que aprendiste?
La fría realidad, que a nadie le gusta escuchar, es que la falta de conseguir lo que uno quiere en su vida (respetando ciertos límites naturales, físicos y de la ciencia) es casi siempre relacionada a un tema de tu mentalidad y no de factores externos.
Si uno parte de la premisa de que “la cosa está lenta” y “que estoy preocupado”, ¿con qué emociones se llenará esta persona? La respuesta es incertidumbre, angustia y miedo. Y si uno se llena de este tipo de emociones, ¿cuál sería la calidad de sus pensamientos y, por ende, sus planes estratégicos? ¿Cuán comprometidos estarían al momento de implementarlos? Creo que ya sabes la respuesta.
Sabías que los negocios más importantes del mundo se fundaron en momentos de recesión. Y sabías que las fortunas más grandes del mundo se hicieron en momentos de crisis. A continuación, empresas que se fundaron durante una recesión o cuándo la “cosa estaba lenta”:
General Electric - año 1890
IBM - año 1896
General Motors - año 1908
Disney – año 1923
FedEx – año 1973
Microsoft - año 1975
CNN – año 1980
¿Cuál fue la diferencia entre las personas que tuvieron éxito en estos momentos de crisis y las que no? Una palabra: mentalidad.
Regresemos al ejemplo de antes, qué pasaría si en vez de decir “la cosa está lenta” y quedarnos con los brazos cruzados, uno se preguntara, “¿cómo podemos aprovecharnos de esta situación? ¿Qué nuevos productos/servicios necesitan nuestros clientes? ¿Cuáles son las nuevas tecnologías que nos permitirán optimizar nuestras operaciones y mejorar nuestra rentabilidad? ¿Las estrategias y tácticas que hemos usado en el pasado, funcionarán en este nuevo ambiente? ¿Estamos realmente innovando y solucionando los problemas de nuestros clientes o simplemente ofreciéndoles más de lo mismo?
¿Con qué emociones se llenará una persona si se hacen las preguntas arriba mencionadas? La respuesta es emoción, certeza, oportunidad y coraje?.
Entre las dos personas (la que domina su mentalidad y la que se deja llevar por ella) arriba mencionadas, ¿Quién desarrollará mejores planes estratégicos para aprovecharse de la situación económica? ¿Quién tendrá más capacidad de recuperación y compromiso para buscar soluciones si algunas de sus estrategias no están funcionando y necesitan cambiar de rumbo? La respuesta es obvia para mí. Finalmente, quiero dejar muy claro que no estoy diciendo que lo único que uno tiene que hacer para tener éxito en 2018 es simplemente pensar que las cosas saldrán bien y que mágicamente aparecerán. Para nada. Uno tiene que trabajar duro, esforzarse y estar muy comprometido con su trabajo/proyecto para que se convierta en una realidad.
Pero al final de todo, es como dijo Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, tienes razón.”
Escrito por Joey Levy, publicado en La Prensa, 6 de enero de 2018