Levy detalla el camino por seguir de una familia interesada en organizar sus finanzas. Empieza por decir que lo primero es hacer un plan financiero para identificar las metas, hacer su cuantificación en dólares y medirla en el futuro. “Por ejemplo, si digo que quiero pagar una buena universidad para mis hijos que están pequeños, debo saber que en un futuro ese gasto será más alto de lo que cuesta hoy”.
Definidos los objetivos, continúa Levy, el siguiente paso radica en “saber dónde estoy parado”. Es decir, qué se tiene, cuánto en los bancos, cómo anda la hipoteca, cómo son los ingresos, los egresos… Por último están “los maravillosos softwares” o fórmulas de diferente índole, “como se quiera hacer”, para cumplir esas metas.
“Muchas personas no siguen estos pasos porque simplemente van acometiendo acciones como ahorrar o hacer pagos extra de la hipoteca sin planificación alguna. Una analogía puede ser la de volar un avión sin utilizar los controles: no se sabe a dónde se va a parar”.
El consultor ve muy pocas familias o personas con la inquietud de tener plan financiero. “Es curioso: hay una planificación casi del ciento por ciento de las empresas. Pero cuando les pregunto a los empresarios si han pensado algo para su casa, para ellos mismos, contestan: ‘Lo que pasa es que…’. Esta expresión significa que no la tienen”.