UNA COSA ES LA FAMILIA, Y OTRA EL PATRIMONIO

Escrito por Joey Levy | 18 de agosto de 2015 | Presione aquí para ver artículo original

ÓSCAR CASTAÑO LLORENTE
ocastano@prensa.com

simil. El esfuerzo suele equipararse a las competencias de ‘yacht’ en medio del mar, en que los diferentes integrantes del equipo le conceden la dirección a un solo timonel.

Todos los sistemas financieros del mundo, absolutamente todos, miran con recelo la gestión de patrimonios familiares integrados por activos elevados.

La sabiduría popular aumenta esas prevenciones al punto de que los chinos aseguran que la riqueza no sobrevive a la tercera generación. Al respecto los españoles cantan: padre comerciante, hijo caballero y nieto pordiosero. Y los brasileños sostienen: abuelo rico, padre noble e hijo pobre.

Revertir estas creencias de la gente que tan pocas veces se equivoca, precisa jugadores diestros en eso de manejar patrimonios familiares cuyos activos superan con facilidad el millardo de dólares.

Por algo Merril Lynch, división de Bank of America, planea crear un equipo especializado de asesores financieros para gestionar ese tipo de patrimonios en 29 países, según un memorando al que tuvo acceso The Wall Street Journal. Los asesores de Merril Lynch enfocarán sus esfuerzos en buscar clientes en Brasil, Canadá, Chile, Colombia, República Dominicana, México, Perú y Panamá y que tengan por lo menos $2.5 millones de patrimonio.

Es decir que en América Latina se centra una parte importante de las oportunidades para los expertos en manejo de patrimonios familiares, otras veces llamado banca privada. En este entorno regional, Panamá juega un rol clave, pues “el país ya es un hub” porque tiene un número significativo de “bancos boutique dedicados a estos servicios financieros”, reconoce Annibale Dal Verme, miembro de la junta directiva del banco suizo BSI.

El auge de estos servicios en Panamá se percibe “desde el punto de vista logístico de atraer las principales firmas de administración patrimonial del mundo, tanto de Europa y Estados Unidos como de Suramérica”, destaca Gabriel E. Fábrega, director del andorrano Andbank.

Según la experiencia reciente de Scotiabank, entidad con licencia fiduciaria para administrar fideicomisos, incluidos los de la figura testamentaria, la expectativa para la gestión de patrimonios es “de crecimiento y desarrollo”, como lo dice Brittannia Amaya, vicepresidenta de banca corporativa y comercial.

El banco canadiense también tiene soluciones a la medida de los clientes para la administración, la preservación y el crecimiento de su patrimonio.

Amaya sustenta las expectativas de la cartera en el hecho de que los fideicomisos se constituyen en “vehículos creados” con mayor frecuencia por la “seguridad ofrecida al creador y sus beneficiarios (herederos)”. La tendencia se aprecia en las estadísticas de la Superintendencia de Bancos de Panamá, con un crecimiento de 27% en comparación con los fondos administrados en 2013.

Entre las ventajas de Panamá para prestar estos servicios, sostiene la ejecutiva, resalta la condición de país receptor de familias extranjeras, “a las que esta clase de estructuras les funciona para la administración de su patrimonio”.

Un estudio de la firma Wealth Solutions presentado a principios de este año en Panamá, traza el panorama de la riqueza familiar y cataloga la época “como la de mayor transferencia intergeneracional de todos los tiempos”. De acuerdo con este análisis, en América Latina se estima un crecimiento de 42% del número de individuos con ingresos superiores a $30 millones en los próximos 12 años. (Ver gráfico: Perspectivas del hemisferio).


La dinastía Stroh

Cinco generaciones fueron suficientes para que los Stroh desaparecieran una fortuna calculada en $700 millones.

El relato se inicia con el inmigrante Bernhard Stroh, instalado en Detroit, Estados Unidos, y fundador a mediados de la década de 1850 de la cervecería Stroh Brewery Company. El alemán comenzó su gesta empresarial con $150, y en el momento en que sus descendientes Julius y Bernhard tomaron el control de la compañía, esta se había expandido por todo el país.

Pero al parecer ambos herederos y los subsiguientes fueron incapaces de saber qué hacer frente a una competencia fuerte, en aumento, y vendieron todas las acciones, y de aquella cervecería solo se recuerda la dura resaca sufrida por cinco generaciones.

Julius y Bernhard Stroh y los otros miembros del clan familiar hasta nuestros días padecieron el mal del 99% de los panameños consistente en abstenerse de planificar una sucesión, según el consultor Joey Levy, de la firma Independent Financial Consulting.

El experto asegura: “Quien sí la planifica, obtiene muchos beneficios: desde saber que ha minimizado para su familia el costo y el tiempo de un proceso desagradable, hasta la tranquilidad de saber que ha dejado sus cosas en orden”.

La gestión de un patrimonio como el desperdiciado por los Stroh, o como el requerido por BSI de $2.5 millones en adelante, se satisface tras una serie de conversaciones entre el gestor y el cliente.

En estos encuentros se detallan las exigencias fundamentales de la persona o de la familia, y luego el gestor elabora un entorno acorde con el perfil financiero de la contraparte, el cual puede variar por movimientos extraños, por ejemplo la devaluación del yuan o la subida de tasas de interés en Estados Unidos, comenta Annibale Dal Verme.

Fábrega añade la importancia de una comunicación continua y fluida entre las partes. “El cliente nunca debe desconectarse del gestor, quien ejercerá mal sus funciones si permite lo contrario. Como mínimo debe existir una revisión integral de la cartera una vez cada trimestre. En un año las partes deben tener contacto entre 20 y 30 veces”, sugiere.

El contrato se satisface bajo estricta confidencialidad. Scotibank hace hincapié en este atributo, y Brittannia Amaya agrega cómo los clientes del banco le reconocen su experiencia internacional ajustada al entorno local. “Contamos con un grupo de expertos en administración de patrimonios, que va desde servicios fiduciarios y productos bancarios hasta mercados de capitales internacionales con presencia mundial”, resalta.

El timonel

Cuando una empresa familiar se administra correctamente y consolida sus activos, el resultado no es otro que la confección de un patrimonio. Puede sumar activos financieros o bienes raíces u originar nuevas empresas.

Si quiere proteger y hacer crecer su patrimonio, comenta Fábrega, debe ir más allá de un depósito a plazo fijo o de los ahorros en un banco, para así tener acceso a un universo de inversiones que incluyen todo mercado de renta fija, de renta variable, de fondos de cobertura, de capital privado. “Es decir el amplio espectro de inversiones al cual todo cliente afluente o ultra afluente o de alto patrimonio debe tener acceso para su manejo”.

El servicio reviste fórmulas de composición compleja, solo posibles por expertos. En el caso de un fideicomiso, en cuanto a su creación y administración, Brittannia Amaya invoca el departamento especializado de Scotiabank y la manera cómo tiene previsto un grupo de “estructuradores internacionales radicados en Miami” quienes “ofrecen el servicio de asesoría y conformación de este tipo de vehículos”.

Dice Joey Levy que vale la pena acudir a un gestor patrimonial, entre otros motivos porque al cliente le hace falta tiempo. “Hoy en día las personas están tan enredadas con sus compromisos profesionales, familiares o personales, que no tienen tiempo para administrar bien sus finanzas o su patrimonio familiar”.

Agrega que el asunto no solo invoca los aspectos de dinero o de diversos bienes, pues “hay otras áreas que si no están bien administradas, pueden destrozar un patrimonio familiar o a la propia familia”. El experto pone dos ejemplos: la falta de una póliza de seguro que puede ocasionar la pérdida irrecuperable de un patrimonio; o la ausencia de planificación de la herencia, que podría dejar a todos los miembros con recursos “pero peleados”.

Nadie quiere tener un bien en peligro y mucho menos recibir una herencia maldita. Lo mejor es acudir a un gestor que hará las veces de confesor de secretos familiares y patrimoniales. Una especie de timonel para afrontar las mareas.

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